miércoles, 14 de mayo de 2008

Esperando la luz.


Me lavo las manos, me mojo la cara con el agua que logro capturar con ellas, reparo en mi rostro: el contorno de mi cara, las gotas que se lograron escabullir sobre mis mejillas y llegaron a mi boca, felices de tocarla, triunfantes, se pasean por mis labios y ruedan hasta mi mentón dejando una estela detrás de sí mismas. Mis ojos vacios, con exageradas ojeras se miran a sí mismos. Mecánicamente miro mi reloj, son pasadas las 2 de la madrugada, sin nada más productivo que hacer ese día, y, resignándome a que este murió para mí. Arrastro mis pies a la cama. Acostado ya en mi colchón me fijo en la luz que logra colarse por la ventana, silencio absoluto en mi casa, un silencio que no me deja escuchar ni mis propios pensamientos. Me dio calor, maldito cobertor, lo tiro a los pies de la cama, me quedo solo con las sábanas.
Cuando me siento vacio, pienso que la vida es muy mala conmigo, sin corazón, sin importarle cuan mal la paso, cae una tras otra, sin descanso, no puedo, trato de pensar cosas positivas, siempre caigo infértil en mi intento, a veces soy un muerto en vida, redactar esto me desahoga, seguro que sí.
Pensar en la muerte como una solución: absolutamente viable, medio de escape, respiro, punto final a problemas y dolencias del corazón, esos que no se quitan con un jarabe o pastilla, sin embargo soy muy cobarde hasta para eso, no me atrevo, pienso en mis padres, la decepción y el sufrimiento que les daría, los amo demasiado, no lo haré.
Seguir la vida pero inerte, como tocar un piano sin alma, estar con alguien sin amarlo, escuchar una canción que no te gusta por complacer a alguien, ver un partido de futbol sin que ningún equipo te guste, reírte de un chiste fome, sigo mi vida y las acciones que tomo son por instinto.
Nuevamente extraño, nostalgia por momentos de sueños, manos frías, lluvia de sonrisas inyectadas como suero, caricias de rayo, abrazos de luna, besos de relámpago, piel de estrella, nuevamente extraño un amor como la noche, la noche más hermosa de mi vida.
Absorto en mis pensamientos, veo un zancudo posado en mi brazo, le presto atención: el muy maldito me succiona la sangre, centímetro a centímetro, pero no importa, llegamos a un acuerdo.
Veo mi reloj: tres y media, no consigo dormir, me concentro en ello pero no puedo, a mi cerebro le gusta pensar cosas crueles dirigidas a mi persona, debería crear anticuerpos contra él. Me desespero, quiero una solución a mi gran pena en este momento, pero si lo analizo, no quiero respuestas anticipadas, soluciones a la rápida, tampoco quiero depresiones reprimidas, no quiero que vivan la vida por mí, ¡El karma es mío señores…!
No quiero palabras de plástico, sensaciones falsas, personas irreales, personajes, no quiero más personajes en mi vida, mi historia.
Me siento en la cama, saco los pies, deseosos de pararse, besar el suelo, sentir la alfombra bajo ellos, mis manos tapan mi cara, aun así, logro ver la luz que se cola por mi ventana y cae tranquilamente al suelo, sin preocupaciones, vuelvo a tumbarme boca arriba sobre la cama, resignado a ver el alba, sin una pizca de sueño, cierro mis ojos en aprobación al momento transcurrido, mi momento, mi vida.

jueves, 8 de mayo de 2008

Un último beso.


La espina comenzó a doler, desde un principio sabía lo que me sucedería, un fracaso más en mi cabeza, otro problema con el cual lidiar, mi mente reventará en cualquier segundo, de los ojos amarillos, no queda más que su recuerdo, el que me atormenta, me hiere, necesito lágrimas, necesito autocompasión, me odio tanto que no me da pena lo que me sucede, ¿Por qué te fuiste? ¿Qué hice mal?, dos vasos nuevamente fueron testigos de un suceso, este, en cambio, resultó al revés, ahora me quitaste esos ojos que me pertenecían hace unas horas, podre vivir con esa ausencia, soportaré mi nueva desilusión, lograre salir de este pasadizo oscuro, pero ¿No crees que con un último beso todo hubiese sido más fácil?, sobrellevar tristezas es mi especialidad, las canciones pierden su valor, el sabor de la vida es amargo, acido. Sin tus besos y tus miradas todo se ve gris, como las calles antes recorridas. Sin tu cuerpo estoy a la intemperie, a merced del clima, las nubes, la lluvia, vuelven una vez más, mi corazón, nuevamente abierto, pide clemencia, yo, en cambio, le pido resignación. Sin tu aliento me asfixio, muero. Sin tus caricias pierdo la cabeza, mi mente no quiere respetar acuerdos. Sin tu voz me pierdo, me desoriento, no encuentro salidas a problemas antes simples.
¿No crees que con un último beso todo hubiese sido más fácil?, no pensar en ti es lo más difícil del mundo, no pensar en ti me hace no pensar en nada, así pierdo una y otra vez la cabeza, mi mente te pertenece; ya te la regalé, un disco pare a mi pena, no por mí, sino por saber que no te volveré a ver más, esos ojos amarillos estarán al fin en su lugar, lejos de mí, nunca me pertenecieron, malvados, me hacían olvidar todo, no pensar en nada más que en ellos, en los destellos que daba, los cambios de ánimo que conseguían solo con dedicar una mirada.
¿No crees que con un último beso todo hubiese sido más fácil?
Sufrir, quemarse, retorcerse, agonizar, morir y volver a morir, necesito más de lo que crees, eres más de lo que necesito, me quitaste más de lo que tenía, fuiste más de lo que pensaba y serás más de lo que crees, ¿No crees que con un último beso todo hubiese sido más fácil?

lunes, 5 de mayo de 2008

Una mirada más.


Me haces escribir, me obligas a escupir, darle libertad a mis palabras, pensamientos inequívocos de mis sentimientos más íntimos. Me haces sentir, desear, querer, pedir, un beso más, una caricia más, un segundo más.

Caminamos por las calles más descoloridas existentes, tristeza en contornos de colores, amor al descubierto, cualidades descriptibles, piscas de complicidad, miradas falsas de la gente, un regalo tuyo, en el lugar adecuado, con 2 vasos como testigos, unos ojos amarillos me pertenecen, ahora, son míos, a cambio, mi mente, estúpida mente, inservible en otro aspecto que no seas tú. Me regalaste tus ojos, sin embargo sus miradas no.

Fingí mirar tus manos, fingí mirar tu pelo, fingí mirar tus labios, me confieso: solo miraba tus ojos, imposible no hacerlo por un segundo, como no mirarlos, como no quererlos, como no quererte, como no extrañarte.

Caminábamos por las calles más plomas vistas por tus ojos, pero todo era amarillo, me embriagué con tus risas, tus palabras, te veías bien, alegre, contenta, cada segundo quería más y más, entraba en trance, sabía que no podría salir más, adicto a tu saliva, mírame una vez más con tus ojos amarillos, esos que me obsequiaste en un lugar adecuado, en un segundo inesperado, con mi felicidad a tus pies, pero, en el peor momento de tu vida.

Oblígame a dejarte, oblígame a no pensar en ti, oblígame a no sentir, oblígame a no extrañarte, oblígame a olvidarte, quizás mi alma te obedezca.
Pido a gritos volver a verte, tú no quieres, tú no volverás a pensar en mí, tú ya me olvidaste, ahora estás bien, en la comodidad de otros brazos, los que envidio con mi corazón abierto, sangrando, desgarro de tristeza, recurrente agonía, quítame la vida, morir, dormir, no sentir, morfina eterna, pero antes mirar tus ojos un segundo, y volver a sentir tu calor cerca de mí.