miércoles, 12 de marzo de 2008

2008.


Una llamada a las 4 de la tarde sacó a David y Fabio de la monotonía del día, el jaque que Fabio había conseguido en ese instante fue inútil, la desesperación de David por contestar el celular, fue tanta, que, al levantarse, con el pié, derramó las piezas del ajedrez por la habitación que compartían ese verano.
Bebiendo un sorbo de vino de un feo vaso, Fabio observaba las muecas de David al conversar con la persona que estaba al otro lado de la línea, no podía imaginar quien era, sin embargo al colgar, las dudas de Fabio fueron disipadas: Nicole los invitó a embriagarse en la playa a eso de las 11.
A Fabio la idea de estar con Nicole le daba lo mismo, sabía que David tenía la opción de tirar esa noche con ella, él sólo iba por el alcohol, el beberlo en la playa, acompañado de un cigarro y una simple conversación, lo contentaban de sobremanera.
El resto del día pasó lentamente, David pensado en Nicole, desvistiéndola con la imaginación, pensando cómo sería tener sexo con ella, mientras Fabio, tomaba más vino en el mismo vaso besoteado tantas veces por él en ese día.
La ausencia del sol hace más de 2 horas, avisaba que se acercaba el tiempo de ir a la playa, cogiendo la plata que gastarían en el alcohol que bañaría sus gargantas esa noche, abandonaron la casa hasta el día siguiente. Llevaban unos 20 minutos caminado cuando llegaron al negocio en el cuál debían encontrarse, Nicole, ese día se veía muy linda, llevaba unos pantalones ajustados, unas converse blancas, una chaqueta negra y una radiante sonrisa; tiró la colilla que llevaba entre los dedos al suelo y la apagó con el pié para saludar a sus invitados.
En el mismo negocio compraron 5 cervezas de litro y 2 cajetillas de cigarros, a mitad de camino, se dieron cuenta que era muy poco copete, les esperaba una larga noche, después de una caminata de 15 minutos llegaron a la bendita playa.
Se sentaron en la arena, bebieron un par de botellas conversando de la vida, David y Fabio estaban medio ebrios, habían bebido todo el día, una costumbre adquirida por ellos esas vacaciones; ella, todavía no entraba en el estado que más tarde encontraría de manos del alcohol.
Un par de horas más tarde, Nicole, se levanta de su puesto, con una energía que solo podemos atribuir al alcohol ingerido, potenciada con las miradas de rayo que David le daba a sus pechos, lo cual, a ella, la contentaban mucho, comenzó a caminar con la bolsa que contenía el par de botellas llenas e hizo un gesto con la mano, invitando a los otros dos a imitarla. Unos 10 pasos separaban a Nicole de David y Fabio, que la seguían tambaleándose por lo irregular del terreno y algo más.
Caminaron por la playa rodeando el mar, con cada paso dado se hacía más oscuro, por lo tanto, a David cada vez se le hacía más difícil mirarle el culo a Nicole. -¡Al fin llegamos!- dijo feliz Nicole, observando el paisaje y aspirando fuertemente el aire limpio. David sacó, los ojos de las piernas de la Nico, para apreciar la vista, como pocas veces en su vida, se conmovió. El lugar en el que se encontraban, constaba de unas hermosas estrellas brillando en un negro cielo, muchas rocas de distintas tonalidades, bañadas por un mar azul oscuro, las olas hablaban por si solas. Imposible interrumpir esta bienvenida, con palabras ordinarias que saldrían de una mortal boca, lo hermoso de este espectáculo era la sencillez con que se mostraba el mar ese día.
Quizás paso una media hora de silencio, en homenaje a esta preciosa recepción brindada por la playa. Siguieron bebiendo, el alcohol continuó con su efecto y las lenguas volvieron a soltarse. Cuando quedaba la mitad de la última botella, los tres decidieron volver al negocio que fue su punto de encuentro hace unas horas.
Se devolvieron por donde llegaron, al fin, a lo lejos divisaron el minimarket, pero esto no fue para bien, las luces apagadas indicaron que éste estaba cerrado, se sentaron en el borde del camino pensando que podían hacer, ya que ir a otro lugar sería imposible, debido a lo apartado de la playa. El cuerpo les pedía alcohol, sentían sus bocas secas y su lengua ardiendo. Fabio, levantó la vista, a lo lejos divisó 2 siluetas negras de cabello largo. – ¡Miren, dos minas!- dijo este. –Preguntémosle donde hay un negocio- dijo Nicole. Las supuestas chicas por fin llegan a su lado: eran un hombre y una mujer de estilo metalero, ella llevaba converse negras y él unas botas gigantes patea culos, tenían el pelo similar ambos, casi el mismo largo, ondulado y suelto, vestidos completamente de negro, llevaban botellas bajo sus brazos. - ¡hola!- dijo Nicole, - ¡weeeenaaaa!- dijo el hombre metal, en evidente estado de ebriedad, la mirada que la mujer le dio, hizo que este bajara las revoluciones de inmediato. – ¿saben donde hay un negocio para comprar copete? –preguntó David. – sí, nosotros venimos de allá pero hueón del minimarket cerró. A la vuelta, bien escondido hay un negocio, “Alf” creo que se llama, pero…- el hombre hizo una pausa, luego añadió: -si quieren pueden ir a mi casa, es de 2 pisos estamos los 2 solos, ni un color si van, además, nosotros tenemos copete, ¿quieren? –acercándole la botella a Nicole, al parecer, otro, aparte de David, le miraba los senos. –No, gracias- se apresuró en decir ésta. –Nos esperan en la playa, tenemos que llevar algo de copete, o los “chiquillos” se enojarán- Flavio, mirando las enormes botas del hombre se apresuró a seguir la mentira asintiendo con la cabeza. –Chao, nos vemos luego- dijo Nicole sutilmente, haciéndole un gesto con la cabeza a Flavio y David, estos comprendieron y se despidieron también. –La única en despedirse fue la mujer, el hombre con el ceño hundido en su rostro murmuraba cosas inaudibles; al fin, ellos también voltearon y siguieron su camino tomando el rumbo contrario.
David, Flavio y Nicole caminaron varias cuadras hacia el lugar que el metalero les señaló, luego de la eterna espera por un sorbo de alcohol, las retinas de los 3 pares de ojos avisaron a las sedientas bocas que unos metros más allá se divisaba una luz, la cual no podía ser otra más que el buscado negocio. Cinco minutos más tarde salieron con todo lo necesario para pasar una noche sin frío bajo las estrellas: -3 cervezas, un vino pequeño, un pisco de dudosa procedencia y una bebida cola que su marca no sale publicitada ni en las micros piratas. Los 3 se apresuraron aun más por encontrar las acogedoras rocas., sin plata en los bolsillos, pero cargados de copete, llegaron 40 minutos después a dicho lugar.
Pasaron unas horas de conversación, historias que contaba Nicole, sobre muertes, suicidios y cosas por el estilo que se suponía, pasaban en ese lugar, con cada siniestro narrado, apuntaba con el dedo una animita o cruz nueva, dándole un toque de credibilidad en cada palabra arrastrada y escupida por ella.
A eso de las 4 de la mañana, el alcohol nuevamente empezó a escasear, sin embargo, no volvieron las ganas de volver a comprar, con el último vaso de piscola, y 5 cigarros sabían que tendrían que terminar la jornada. David le susurró algo al oído a Flavio, este 5 minutos más tarde se acurrucó entre la arena y una roca, volteándose y murmurando cosas inaudibles por los otros dos.
Nicole miró de reojo a David, comprobando su hipótesis: este también la miraba, entre hipo e hipo; realmente estaban ebrios.
En ese momento, David se acercó a Nicole, le tomo la mano llena de arena con la que se apoyaba en ésta, toscamente se acerca a su rostro, estaban frente a frente, cara a cara, sin pensarlo 2 veces, como es costumbre de David, la besó. Fue un beso normal, típico para él, que solo buscaba tocarla, poseerla. Sin embargo, al parecer, para ella, fue excitante: siempre le gustó David. – Vamos a las rocas- le dijo este a Nicole, señalándo con el dedo dicho lugar que se encontraba unos metros más allá. – Está tu primo- respondió Nicole al unisonar con una ola que reventó en la orilla de la playa. –Me da vergüenza, ¿Cómo sabes si se despierta?- David, con solo una cosa en la mente respondió de inmediato: - ¡No pasa na`! si el loco es piola, además está durmiendo, no se va a dar ni cuenta.- Nicole, se cayó unos segundos, luego miró a David a los ojos, le tomo una mano y le dijo: -David, yo seré tuya, pero tienes que pololear conmigo, yo te quiero y quiero que tengamos algo serio - a David estas palabras no resultaron gran cosa, no por ser insensible, la ebriedad mezclada con las ganas de tocar a Nicole, lo hicieron mentir: -bueno, pololeemos, veamos que resulta de todo esto.- Así prometiendo cosas que nunca cumpliría, David toma la mano de Nicole, y la conduce a las rocas, Fabio al ver que está fuera de la mirada de ellos, le roba un cigarro a Nicole, lo enciende y se pone a chamullar un tema de amor en inglés.
Al llegar a las rocas, Nicole se saca la blusa, él los pantalones, se tocan un poco, se besan y prosiguen con el ritual de la desnudez, olvidando la incomodidad de las rocas y las raspaduras que quedaban en rodillas y brazos, 20 minutos después, terminan el acto. Ahora, el sonido del mar era música para los oídos de David, que por un poco de carne, es capaz de cualquier cosa, incluso mentir, como lo hizo para engatusar a Nicole. Luego de vestirse, ella lo abraza y besa, este con la mente en un cigarro, se zafa de la prisión de los brazos que Nicole le impone.
Llegan donde estaba Fabio, buscándolo sin éxito y dándose cuenta que solo estaba la chaqueta de Nicole, 3 vasos vacios y varias botellas de la misma condición: David se preocupa, enciende el último cigarro que quedaba y emprende la búsqueda de su amigo, da 2 pasos y la voz de Nicole lo detiene: -¿Dónde vas?- David la mira y responde con las cejas levantadas: -a buscar a Fabio, obvio po` -sentándose en la arena Nicole responde: -David, Fabio está bastante grandecito, deja que él vuelva solo, quizás fue a buscar compañía.- dijo Nicole con una estúpida sonrisa en el rostro, pero al ver que David antes de terminar la frase iba caminado dándole la espalda a ella, la sonrisa en su rostro se desdibujo y en menos de un segundo, ya no quedaba vestigio de esta y en 3 segundos más, se reemplazó por lágrimas, que derramó en la arena, se puso a gritar frases a David, este nunca supo que dijo en ese momento, por lo enredado que le salían las palabras a Nicole, producto del alcohol, los sollozos y las lágrimas.– Debe ser jugo de curá.- pensó David, caminando en dirección contraria.
David buscó a Fabio en todos los grupos que estaban en la playa carreteando, como ellos, cuando por fin lo divisa en un grupo particularmente grande; con un cigarro en la mano, conversando animadamente con don tipos: al parecer Fabio tiene amigos nuevos. David llega el grupo de gente con una sonrisa, todos lo miran, Fabio, sonriendo les señala: -el es mi mejor amigo- luego mirando a David dice: -¡David, weón, únete a nosotros, los locos son tela!- el invitado no se hace de rogar, toma un vaso ofrecido por una niña que se ve de trece años y se sirve vino, pensado que el episodio vivido hace unos minutos atrás quedaría en el pasado.
La verdad es que no fue así, la vuelta a casa no tuvo sobresaltos, llegaron al cuarto compartido, y arrastrándose ambos se durmieron en sus improvisadas camas con sacos de dormir.
Un golpeteo en la puerta despierta a David, ve la hora en su celular, marca las 1 y treinta. Preguntándose quién será, se dirige a la puerta principal, que no paraba de sonar, los golpeteos lo volvían loco. Abrió la puerta, era un carabinero con algo en la mano derecha. - parece una fotografía- pensó. –Buenos días- saludó el uniformado- David, con la vista pegada a las estrellas que el carabinero llevaba como envestiduras lo saluda. – ¿Usted es el señor David fuentes?- pregunta el capitán en servicio. –Sí. Yo soy, ¿qué paso?- pregunta David inquietándose por la presencia del hombre en la puerta de la casa de veraneo de sus padres. –Soy el Capitán Mario Valdés de la comisaria del Quisco, me gustaría hacerle un par de preguntas.- David comenzaba a entender, las piernas le tambalearon. – ¿Usted reconoce la persona que sale en la fotografía?- el carabinero le entrego dicha foto, David la toma con manos temblorosas, la mira, unas lagrimas le afloran con facilidad de los ojos al darse cuenta quien estaba en ella. Había terminado de comprender todo.